Situado en el monte Ulía, Mendi Argia ofrece una de las vistas más singulares y completas de Donostia-San Sebastián. Desde su posición elevada se domina la ciudad entera: las tres playas —Ondarreta, La Concha y Zurriola—, la isla Santa Clara, el monte Igeldo y el monte Urgull. Su orientación sur permite disfrutar de la luz del sol durante prácticamente todo el día, algo poco habitual en una ciudad donde la luminosidad es limitada buena parte del año.
El edificio combina arquitectura neovasca de principios del siglo XX con un interiorismo contemporáneo que ha respetado los elementos originales. Su estructura, con entramados de madera y muros de piedra, evoca los antiguos caseríos vascos reinterpretados en clave burguesa durante las primeras décadas del 1900. Este lenguaje arquitectónico se reconoce también en otros edificios emblemáticos de la ciudad, como el English School.
Entre la ciudad y la naturaleza
Desde Mendi Argia, la vista abarca todo el frente marítimo de San Sebastián. La sensación es la de estar en plena naturaleza, pero con la ciudad a los pies. Esta posición intermedia entre lo urbano y lo natural resume el espíritu de Ulía: un mirador sobre Donostia donde el paisaje y la arquitectura conviven de manera equilibrada.
La piscina exterior, orientada al suroeste, recibe sol durante todo el día. Su diseño lineal y el acabado en piedra volcánica traída de Indonesia crean un efecto “infinity” que funde el horizonte con el mar. El antiguo frontón del edificio se ha conservado y transformado en jardín, integrando así la memoria deportiva del lugar en el proyecto paisajístico.
Interiorismo con firma internacional
El interiorismo de Mendi Argia fue desarrollado por el equipo de la revista Openhouse, referencia mundial en arquitectura y diseño. La intervención respeta elementos originales —como la escalera y la vidriera principal— que aportan carácter y continuidad histórica. El resultado es un equilibrio entre patrimonio, diseño y luminosidad, donde cada detalle refuerza la conexión entre pasado y presente.
La herencia de la arquitectura neovasca
Los entramados de madera visibles en la fachada son un rasgo característico de la arquitectura neovasca, estilo que reinterpretó la tradición del caserío vasco con un enfoque más urbano y refinado. Generalmente pintados en tonos rojizos —el llamado “sangre de buey”—, estos elementos decorativos evocan las estructuras cruzadas de los caseríos originales.
Este lenguaje arquitectónico, desarrollado entre 1910 y 1930, tuvo una fuerte presencia en localidades costeras como Hondarribia, Hendaya o Donostia, y simboliza la búsqueda de una identidad vasca moderna dentro del contexto europeo.
Patrimonio restaurado con visión contemporánea
La reciente rehabilitación de Mendi Argia ha mantenido intactas las cuatro fachadas originales, una decisión que refleja un compromiso con la conservación del patrimonio local. Este tipo de restauración —más compleja y costosa que una reconstrucción total— garantiza la continuidad del legado arquitectónico y urbano de Donostia.
El resultado es un ejemplo notable de cómo la preservación del patrimonio histórico puede convivir con el confort actual, la eficiencia energética y la estética contemporánea. Mendi Argia representa la esencia de San Sebastián: elegancia discreta, respeto por la historia y un diálogo constante con el paisaje.