La Osa Úrsula: La Inusual Mascota del Monte Igueldo

Durante décadas, uno de los símbolos más peculiares del Monte Igueldo fue una osa llamada Úrsula, que estuvo enjaulada junto a la fuente principal del parque. Cazada siendo un osezno, se convirtió en una especie de mascota local, y aunque su presencia resulta sorprendente hoy en día, los residentes mayores aún la recuerdan.

La Fábrica y el Barrio Industrial de Benta Berri

A finales del siglo XIX, la zona de Benta Berri acogió tres importantes fábricas: Lizarriturry y Rezola (jabón El Lagarto), Suchard (chocolates) y Cerveza El León. Aún se conservan algunas viviendas de los empleados de esas fábricas, las cuales constituyen un interesante testimonio de la arquitectura industrial de la época.

Ondarreta: Campo de Fútbol y Maniobras Militares

Antes de transformarse en un atractivo jardín junto a la playa, la zona de Ondarreta albergaba el primer campo de fútbol de la Real Sociedad, que allí jugó hasta 1913, antes de trasladarse al campo de Atocha. Además, este espacio sirvió como campo de maniobras militares y albergó una prisión hasta principios de la década de 1940. Cuando el oleaje es fuerte, aún aparecen restos de los pilotes de madera y piedra que sostenían estos antiguos edificios.

Villa Sorolla: Patrimonio Arquitectónico

Uno de los pocos vestigios arquitectónicos originales que se conservan es Villa Sorolla, una residencia unifamiliar con vistas espectaculares, que perteneció al pintor Joaquín Sorolla. Este edificio es un testimonio de las antiguas villas del Paseo del Faro, donde los veraneantes de la época disfrutaban de la belleza de San Sebastián.

Estas historias y lugares reflejan el paso del tiempo y la evolución de Donostia-San Sebastián, uniendo tradición, memoria y la nostalgia de un pasado que aún perdura en sus calles y edificios.