Noticia publicada en El Diario Vasco.

Inversores de perfil conservador apuestan por estos activos refugio frente a la inflación y la crisis con operaciones de hasta 7,5 millones

El oro y el ladrillo son los activos refugio más solicitados cada vez que una crisis azota el mundo. Ahora que la economía internacional vuelve a zozobrar por la pandemia, la guerra y sus consecuencias -crisis energética, inflación…- los inversores han puesto sus ojos en la primera línea comercial de San Sebastián.

La compraventa de locales en las principales calles del Centro de la ciudad se incrementó un 43% en 2022. «Este tipo de operaciones ofrece rentabilidades atractivas conjugando seguridad en la inversión gracias a los datos de ocupación y presión de los operadores por entrar en el ‘prime’ donostiarra», explica Marcos Areizaga, director Areizaga Inmobiliaria.

El comprador es de dos tipos. Por un lado, está el «inversor patrimonialista», de perfil más conservador, que busca adquirir un local comercial que se encuentre ya arrendado y en funcionamiento para percibir un alquiler mensual con un objetivo de rentabilidad del 5%.

Por otro está el llamado «inversor de valor añadido», dispuesto a asumir más riesgo a cambio de rentabilidades más elevadas. Por ejemplo, adquiriendo varios locales contiguos vacíos en los que realizar una obra para unirlos y reformarlos con el fin de incrementar su atractivo comercial. En su caso, aspira a rentabilidades algo más elevadas, del 7%-8%.

En los últimos meses se han firmado operaciones no solo en la conocida como ‘milla de oro’ -el eje formado por las calles Loiola, San Marcial, Getaria y Arrasate y la avenida de la Libertad-, sino también en arterias próximas que se ven beneficiadas por el efecto mancha de aceite. Por ejemplo, un inversor guipuzcoano ha comprado el local que ocupa Veritas, cadena de supermercados ecológicos, en la calle Garibai por 2,5 millones de euros.

Por el mismo precio, otro inversor, en su caso de origen navarro, se ha hecho con el local de la hamburguesería gourmet Goiko Grill en el número 14 de la calle Bergara, esquina con Arrasate.

Pero el récord corresponde a la tienda de Massimo Dutti de la calle Getaria, que era propiedad de Inditex y que se ha vendido a un inversor catalán por una cifra cercana a los 7,5 millones.

La tendencia se mantiene

El ritmo de las operaciones no ha decaído con el cambio de año. Este mismo mes, un inversor guipuzcoano ha adquirido por más de 1,6 millones de euros el local arrendado a Global Exchange en el Boulevard. Este activo ya se transmitió vacío en verano a un inversor de riesgo, que lo puso en valor alquilándolo a la casa de cambio de moneda en unas condiciones contractuales «beneficiosas» en cuanto a garantías de cobro y periodo de alquiler obligatorio. «Esto ha posibilitado que un inversor local de perfil más conservador haya comprado ahora el local con el contrato ya estabilizado, reformado y generando rentas de un 5% neto durante los cuatro años de obligado cumplimiento contractual», subraya Areizaga.

Hace unos días, una familia catalana se ha hecho por 1,6 millones de euros con la propiedad del establecimiento recientemente inaugurado por la firma de joyería PdPaola en la calle San Marcial. En este caso, un inversor de riesgo adquirió en 2021 dos locales vacíos para unirlos mediante una reforma que multiplicó su valor de mercado. Tras la unión de ambos locales, PdPaola lo alquiló y, una vez inaugurada la tienda, el espacio ha sido traspasado a esta familia de perfil patrimonialista «atraída por la seguridad que le ofrecía el arrendatario», tanto por el contrato de obligado cumplimiento suscrito como por la inversión realizada para implantar su concepto de joyería.