Artículo publicado en El Diario Vasco.

El eje formado por las calles Loiola, Arrasate, San Marcial, Getaria y Avenida atrae a las principales marcas y ejerce un efecto tractor para todo el sector.

El comercio donostiarra empieza a sacudirse las secuelas de la pandemia. Casi tres años después de la irrupción del Covid, el número de locales que permanecen desocupados en la llamada ‘milla de oro’ de la ciudad ha caído a niveles mínimos. Según datos de Areizaga Inmobiliaria, si en enero de 2021 era un 21% del total, el mes pasado ese porcentaje apenas representaba el 3%, lo que traducido a cifras absolutas representa un residual 4 de 144 locales existentes.

En esta zona de máxima actividad comercial, conformada por las calles Loiola, Arrasate, Getaria, San Marcial y Avenida, los efectos del confinamiento y posteriores restricciones golpearon con la misma fuerza que en el resto del municipio. Muchos establecimientos se vieron abocados a cerrar sus puertas y esto provocó que hace dos años hubiera 31 locales con el cartel de ‘se alquila’ pegado en sus escaparates.

Ante los efectos que el Covid tuvo en el comercio minorista y sus cuentas de explotación, la mayor parte de las marcas reestructuraron sus redes de tiendas, frenaron en seco sus planes de expansión y, en muchos casos, tuvieron que rescindir contratos para sobrevivir operativamente.

«En San Sebastián nunca habíamos visto semejante desocupación, una situación que alteraba enormemente la habitual imagen de una oferta comercial sana y de plena ocupación a la que estábamos acostumbrados», señala Marcos Areizaga, director de Areizaga Inmobiliaria.

Solo un año más tarde, el ‘high street’ donostiarra, es decir, la ‘milla de oro’, dio signos de recuperación rápida y en enero de 2022 la desocupación era solo del 10%. Actualmente existe una disponibilidad residual del 3% –en concreto, dos locales en la calle Loiola y otros dos en la Avenida–, algo que los expertos interpretan como un «síntoma de salud» del sector. Además, estos establecimientos han sido ocupados por operadores nacionales e internacionales que antes no tenían presencia en San Sebastián, firmas que han puesto el ojo en la capital guipuzcoana por su atractivo comercial.

Areizaga explica que las marcas pujan por ubicarse en las calles más comerciales de la ciudad y esto hace que la inversión por parte de inversores privados en locales de primera línea se haya convertido en un activo refugio frente a la inflación. «Ofrece rentabilidades atractivas conjugando seguridad en la inversión, gracias a los inmejorables datos de ocupación de las marcas y la presión de estos operadores por entrar en las calles más comerciales de la ciudad», apunta.

Por ejemplo, la cadena de perfumerías Druni ha inaugurado recientemente una tienda de más de 700 metros cuadrados en tres plantas en la calle Fuenterrabía, a escasos 350 metros de su otro negocio en la Avenida. También joyerías como Tous, UNOde50, Suárez o las recién anunciadas Pdpaola y Mauboussin luchan por hacerse con las mejores ubicaciones de la ‘milla de oro’.