El Monte Igeldo y su funicular son parte importante del patrimonio histórico de San Sebastián. Desde su inauguración en 1912, el funicular ha sido una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, ofreciendo a los visitantes una experiencia única que combina historia y vistas espectaculares de la Bahía de la Concha.
Un Viaje en el Tiempo: El Funicular de Monte Igeldo
El funicular de Monte Igeldo se inauguró en 1912, en una época en que San Sebastián se consolidaba como un destino vacacional para la aristocracia europea. En ese mismo año, también se inauguraron otros iconos de la ciudad, como el Balneario de La Perla y el Hotel María Cristina, reflejando la expansión y modernización de la ciudad.
Este funicular, aunque no es el más antiguo de España (ese honor lo tiene el del Tibidabo en Barcelona), ha mantenido sus cabinas originales, lo que le otorga un carácter auténtico. A lo largo de los años, el sistema ha sido mantenido con su maquinaria original, y los icónicos azulejos blancos y verdes del edificio siguen en su lugar.
Curiosidades y Leyendas del Monte Igeldo
Una de las anécdotas más curiosas es el cambio de nombre de la atracción principal del parque de atracciones, la «Montaña Suiza», que anteriormente se conocía como «Montaña Rusa». Se dice que este cambio fue provocado por las sensibilidades políticas, ya que no se permitía que la atracción se llamara «rusa» en esos tiempos. Así, se optó por renombrarla como «Montaña Suiza», un nombre que ha perdurado hasta hoy.
Otro dato curioso es que algunas de las antiguas villas que rodean el Monte Igeldo fueron construidas como casas de veraneo para la aristocracia. Algunas de estas villas, como la Villa Sorolla, aún existen hoy en día. Esta villa es conocida porque en ella se alojó el famoso pintor Joaquín Sorolla durante su estancia en San Sebastián.
Las Vistas y la Experiencia en Monte Igeldo
La subida en el funicular es una experiencia nostálgica para muchos habitantes de Donostia. El recorrido permite disfrutar de las vistas sobre las antiguas villas que, en su mayoría, han sido convertidas en edificios de apartamentos. A medida que el funicular asciende, se pueden observar algunos de los pocos ejemplos restantes de viviendas unifamiliares de la época, como la Villa Sorolla.
Al llegar a la cima, los visitantes se encuentran con una terraza que ofrece una de las vistas más espectaculares de la Bahía de la Concha. Esta ubicación es especialmente popular durante las regatas, ya que ofrece una panorámica inigualable de las competiciones que tienen lugar en la bahía.